6 dic 2013

Con quien mejor se asienta la cabeza

Apoyándome en tu pecho
se va llevando el olvido
todo enfado
y si hay disgusto al acecho
huye medio adormecido
y apocado.

Se puede contar contigo
en cualquier tipo de sueño
y desvelo
pues recostada en tu ombligo
se desfrunce siempre el ceño
sin recelo.

Cuando brotan los sollozos
y parecen inundarme
desconsuelos
rescatas todos mis gozos
y consigues revelarme
nuevos cielos.

En las noches estivales
cuando el calor se presenta
descortés
se alivian todos mis males
al abrazar sudorienta
tu revés.

Me ofreces todo un rebaño
que está empeñado en saltar
para aburrir.
Y, esto viene ya de antaño:
la cuenta la has de llevar
hasta el dormir.

Si asiento bien la cabeza
es siempre que estoy contigo,
no por nada,
pero es tu naturaleza
por la que yo te bendigo
oh, almohada.




4 dic 2013

Los hijos de Bernarda

La falta de libertad podría considerarse como uno de los temas universales de la literatura. En la obra es Bernarda Alba quien la representa de la forma más fiel posible.

Yo creo que todos tenemos una Bernarda Alba en nuestro interior que nos oprime y nos encadena sin saber muy bien a qué y por qué. Está como escondida pero siempre presente, agarrándonos con sus lazos para privarnos de lo desconocido. En la obra en concreto parece surgir de la obsesión desmesurada por mantener el honor de la familia, pero solo es un aspecto concreto que quizá el autor utilizó para simbolizar de una manera más sencilla esta opresión.
Me atreveré a extrapolar el tema fuera de la obra. El miedo que sentimos en nuestra vida es el causante de nuestra parálisis, y esa parálisis es la misma que parecen sufrir las hijas de Bernarda. Sin embargo la absoluta falta de libertad que representa la madre de familia ofrece a las hermanas una cosa: comodidad. Y es que obedecer es lo más cómodo que hay, tan solo tienes que pensar, actuar, hablar y vivir como te dicen que lo hagas. Creo que es por esta razón por la que no todas las hermanas se oponen a la dictadura matriarcal de forma tan vehemente como lo hace Adela. Es, sencillamente, porque les resulta mucho más cómodo quedarse sentadas aunque esto les lleve al desconocimiento del mundo en el que viven.
¿Y entonces Adela? ¿Qué pasa con Adela? Bueno, yo creo que para hacerle frente a una fuerza tan poderosa como la falta de libertad es necesaria otra semejante, en este caso, el amor. Pero cabe decir que existen claras diferencias entre el amor de Angustias, la hermana mayor, por Pepe el Romano y el de Adela. El de la primera parece un amor impuesto por la madre y que conviene a Angustias no solo por comodidad sino por saber que casándose con él puede ser libre, que es lo que parecen anhelar todas sus hermanas. Sin embargo no lucha por esa libertad, no se enfrenta al bastón de Bernarda, sigue siendo una hija obediente de su propio miedo, de su propia comodidad. Adela, por el contrario, lucha hasta el final, y sin poder asumir que el amor pueda perder la batalla acaba por quitarse la vida.

Es muy cómodo ser hijos del miedo pero, en mi opinión compensa mucho más ser libre, aunque para ello tengas que ser valiente y levantarte, porque el mundo pertenece a quienes se atreven.