16 dic 2012

Pero no pudieron borrar su propio olor

Los olores son seres poderosos. Son máquinas del tiempo.
Los olores son besos, son comidas, son gestos, son miradas, son conciertos, fiestas, llantos...
Los olores son recuerdos.

Lo recuerdas cuando entras en un bar y huele a aquella vez que te desmadraste bailando, o aquella otra en la que te pisaron el pie o aquella en la que pediste una copa y acabaste con tres de más.
Lo recuerdas cuando sales a la calle y huele a ese verano de globos de agua, de risas empapadas, de noches  de buscar estrellas.
Lo recuerdas cuando llegas de viaje y huele a hogar. A ese hogar que solo es tuyo, un olor que solo se distingue cuando llevas tiempo sin pasar por casa porque si no ya estás acostumbrado a él.

Los olores forman una parte importante de nuestra memoria. Son capaces de hacernos sentir cosas que no podemos explicar.
Breve historia:
"Laura pasaba siempre por la misma acera al volver de la facultad, y todos los días, al pasar por un determinado punto, sentía un malestar general, una incomprensible sensación que mezclaba el miedo y el nerviosismo. Harta de que le pasara lo mismo todos los días, decidió ir por la acera de enfrente y pudo darse cuenta que al otro lado estaba un antiguo colegio de monjas que, hasta la fecha, aún seguía acogiendo alumnos . Era aquello. Al pasar al lado, el edificio desprendía un aroma a lápices afilados y goma de borrar que le traían a la memoria los azotes que se ganaba siempre que llegaba tarde a clase cuando era pequeña. Se explicaba así la ansiedad que sentía al oler el mismo olor que la recibía al entrar corriendo en el colegio cinco minutos después de lo que debía."

Los lápices afilados y las gomas de borrar, a eso huelen los colegios. A eso huelen los eternos deberes mientras los otros niños jugaban fuera, las lágrimas de no entender las restas llevadas y el primer "Progresa Adecuadamente" de tu vida.
En efecto, las gomas de borrar te salvaron, borrando los recientes garabatos de la mesa verde, de una buena bronca de la profesora, pudieron borrar los fallos de la infancia, las faltas de ortografía, los unos que había que sustituir por doses y la maldita raya que se salía siempre al colorear los dibujos de plástica.
Pudieron borrar muchas cosas, sí, pero no pudieron borrar su propio olor.


9 dic 2012

El alma de los violines

Aristóteles tenía la teoría de que todo lo que tuviera alma podía considerarse ser vivo. Decía que el alma era la esencia de las cosas. Cuando morías, tu alma se escapaba y moría también, de modo que no era inmortal. Pero, ¿y si esto no fuera del todo cierto?

Según Gottfried Leibniz la música es el placer que experimenta la mente humana al contar sin darse cuenta de que está contando.
Esas mariposas que incomprensiblemente nacen en el estómago al escuchar una obra que te guste, tu canción de rock favorita o sencillamente los acordes de un violín, esas mariposas son la vida.
Por muchas cosas que pueda, esta es una de las que la ciencia no puede explicar.
Simplemente se siente, te hace llorar, reír, recordar. Vuelas al escuchar música, vives, eres el ser más vivo del mundo. ¿Por qué? bueno, no voy a saber explicarlo, pero lo que sí sé es que dentro del violín, un poco a la izquierda de su caja de resonancia, se dispone perpendicularmente una pequeña barra cilíndrica de madera. Este palito se encarga de darle el mejor sonido al instrumento. Con moverlo tan solo unas décimas de milímetro su sonido sería completamente distinto. Quizá cambiarían las sensaciones al escucharlo, quizá los acordes llamarían más a las lágrimas que a las risas o quizá no sentiríamos nada.

Con las almas de las personas pasa lo mismo, son las que hacen sentir, las que te provocan rechazo o afinidad hacia el resto de la gente.
A lo mejor si no te cae bien alguien es porque no te gusta la posición de su alma. Y lo más gracioso de todo es que el palito del que hablaba antes, colocado como si de un corazón se tratara, dentro de la caja de madera del violín, se llama alma. Y esta sí es inmortal.


20 nov 2012

El culto al huevo frito

De todas las formas de cocinar un huevo que existen en el mundo el huevo frito se lleva la palma.
Y alguien tan importante como un huevo frito debe tener su correspondiente corte de seguidores, ya sean patatas fritas o arroz con tomate.
A su vez, alguien así suele ser venerado por todos, aunque cada uno tenga su particular forma de recibirle.

Hay huevos cocidos, estrellados, a la plancha, huevos en tortilla, en pasteles, pasados por agua, hay mil formas de hacer a huevo comible, pero la mejor de todas es freírlo.
Una vez frito somos, prácticamente la mayoría, incapaces de comerlo solo. Es como si nos diera pena que algo tan maravilloso no estuviera acompañado. Así que muchas veces le ponemos un gran séquito de patatas fritas, algo de chorizo, arroz, albóndigas o cualquier cosa que se nos pueda ocurrir. ¿Por qué hacemos esto? Pues no lo sé. Yo creo que queremos camuflarlo para contrastar su delicioso sabor con el del resto de los menos exquisitos alimentos de los que lo rodeamos. Huevo con arroz y tomate, por ejemplo, si le quitas el huevo le quitas ya el plato entero porque para lo que queda...

Cuando nos disponemos a deleitarnos en el sabor este maravilloso manjar, cada uno tiene su forma personal de hacerlo. Básicamente hay dos formas de comerse un huevo frito: disfrutando de él al principio o hacerlo al final. Situémonos en frente de un huevo frito, por el momento es irrelevante el complemento pero sí está acompañado. Algunos deciden comerse las patatas o el arroz y cuando únicamente queda el protagonista principal del plato, recrearse solitariamente en él. Otros, por el contrario, son incapaces de retenerse al verlo delante de sus narices y, sin mirar nada más, lo lanzan hacia sus voraces fauces sin detenerse en los otros complementos.

Yo debo ser de esta última clase porque no puedo aguantar las ganas de mojar pan en esa suculenta yema naranja por más que he intentado dejarla para el final en varias ocasiones.
Lo que sí sé es que el huevo frito es de los bocados más simples y  placenteros que hay en este mundo y que desde luego es para rendirle culto.

Bon appetit!


3 nov 2012

Castañas

Recién estrenado noviembre vemos el cielo encapotado de nubes grises y las hojas ansiosas por volar estremeciéndose de nerviosismo en sus ramas. Una lluvia latente se empeña en regalarnos cada poco unas gotas y ya empezamos a ver nuestros suspiros en el aire. Hace frío.
Por la calle empieza a palparse la prisa en los pasos de la gente. "¡Cuidado!, que llueve", señora, es agua no ácido sulfúrico. No hace falta ni llevar paraguas por la calle porque con lo repleta que está de ellos se forma un pasillo cubierto que logra que no te mojes. Las chicas no saben qué ponerse: "Unas medias y una cazadora, que hace sol". Sí, hace sol y nueve grados.
Corro a coger el bus. Ya me lo sé, me echo una carrera impresionante y luego tengo que esperar diez minutos. Dejo una estela de aliento blanco por la cuesta. Es el otoño que llega. Que llega con su olor a tierra mojada y a castañas. ¿Castañas?

Un chico joven y un hombre mayor acaban de encender el fuego y toda la zona empieza a oler a castañas asadas. Con las manos heladas, lo que más te apetece es coger un papel de periódico más negruzco de lo habitual que contenga esos bultitos calientes que solo te llevas a la boca en los otoños más fríos. Quemarte los dedos mientras los pelas y mordisquear su blando cuerpecito se convierten en los pequeños placeres de la vida.
Al volver de clase, recorro un paseo de castaños repletos de pequeños erizos que amenazan con aterrizar en tu cabeza desentrañando su semilla. Veo sus hojas rojas y amarillas y se me antoja hacer un cuadro. Cojo una castaña. Está suave y brillante, nuevecita, recién salida del árbol. Me encanta. Cogería todas ero me quedo con la que se me ha caído en la cabeza. Sigo caminando y las hojas de los castaños que dejo atrás me despiden con una sinfonía de corrientes.

Las castañas se escuchan, se tocan, se ven, se saborean, se huelen, te hacen sentir algo especial solo propio de ellas.
Desde luego las castañas merecemos la pena.




20 oct 2012

El saber no busca especialistas

"No entiendo por qué debemos profundizar tanto en la literatura los que estudiamos ciencias. En mi carrera y en mi vida no va a servirme para nada".
Que te digan esto y no saber qué contestar te da mucha rabia, así que decidí reflexionar sobre el tema.

Puedes especializarte en una rama pero no puedes dejar cojo el árbol.
Pueden gustarte más o menos unas asignaturas que otras, pero todas van a servirte para algo. Ahora quieren quitarles historia a los que estudian ciencias. Ah, pues estupendo, no saber de dónde venimos seguro que es super útil. Como decía mi profesor de filosofía el otro día; los matemáticos dicen que los filósofos no sirven para nada. Bueno, y el logaritmo neperiano, ¿para qué sirve? ¿para hacer puentes? prefiero saber pensar. No, de hecho prefiero saber ambas cosas, pero no regodearme de saberlas. El saber no busca especialistas. No se puede perder el norte dejando, por estudiar, otras cosas importantes, como tampoco puedes convertirte en una persona chincheta, de esas que saben mucho de un tema, pero ya no saben nada más. Como decía Platón, se estudia para los demás no para uno mismo; y vivir también enseña. El hombre no es solo razón, tiene que vivir y que sentir. Un hombre sin literatura es un hombre sin sentimientos.
La literatura habla de ti mismo, de lo que te rodea. Te lo cuenta de una forma bella, o quizá no bella, sino solo sorprendente. La cuestión es que te crea expectativas y son las expectativas las que hacen andar al hombre. Es la vida en sueño, y el hombre necesita soñar porque si no se muere.

Así que va a resultar que la literatura es un poco más útil de lo que parecía. Ya no nos centramos en la vida de un autor y su obra, sino que profundizamos en lo sensible de la forma: cómo lo cuenta y para qué.
Saber por qué lloramos cuando leemos una carta. Esa es la clave.



11 oct 2012

Desamor y otros demonios (parte I)


*Nota: Como es una entrada que requiere su tiempo he optado por dividirla en dos para que no se saturen al leerla mis queridos lectores.


Para hablar de desamor primero es necesario saber qué es el amor, dado que es imposible que se dé uno sin el otro.
El amor, por mucho que hayan intentado describirlo numerosos escritores, poetas y demás artistas, sigue siendo un concepto, a mi parecer, abstracto e incomprensible. Según Lope de Vega, es un estado de bipolaridad en el que caen aquellos a los que roza la flecha.

"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
[...]"

Sin embargo, lo han descrito también como aquella ceguera que solo te deja ver las virtudes del ser amado. A mí ninguna de estas opciones acaba de convencerme demasiado, y es que yo creo que el amor puede incluirse en cada definición que cada autor le dé. El amor es aquello que siente cada uno y cada uno lo expresa y lo describe como lo siente, de manera, que cualquier definición que se dé del mismo podrá considerarse apropiada.
Del desamor, sin embargo, sí que voy a dar una pequeña definición personal: es aquel proceso por el cual vamos asumiendo que el velo de ceguera, bipolaridad, o lo que quiera que fuese que nos cubría, va resbalando poco a poco. Y es que el amor a veces lo matizamos con un engaño del que no deberíamos ser víctimas.

"Huí el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño,
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
[...]"

(Lope de Vega)

Al darnos cuenta del que el velo se cae lentamente, pasamos por varias etapas: saboreamos la amarga tristeza y el impotente cansancio en el que te sumes cuando sabes que, a pesar de haber amado tanto, no has logrado ser amado de igual forma. Sientes la impotencia de saber que quizá seas incapaz de dejar de amar.

"Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero.
Por tu amor me duele el alma,
el corazón y el sombrero".

(F.García Lorca)


Desamor y otros demonios (parte II)


Pasado este estado, experimentamos un profundo odio hacia la persona amada, quizá creado por la impotencia y la imposibilidad de hacer nada contra ese amor que no siente o simplemente por la necesidad de culpar a alguien del estado de tristeza anterior.
Cuando hemos superado esa etapa, empezamos a volvernos indiferentes y lo miramos todo con ironía, a pesar de que aún nos duela.

"Dices que tienes corazón y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina
que al compás que se mueve, hace ruido".

(Bécquer)

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, todo el dolor vivido durante las etapas anteriores, el desamor tiene su pequeño lado bueno, como todo. Y es que es la perfecta musa de todas las almas. El desamor, al igual que su complementario, el amor, ha logrado sacar las más bellas obras literarias, pictóricas, musicales y artísticas en general. Te obliga a abrirte puertas para no estancarte en esos tristes estados de ánimo. Y si es algo capaz de hacerte buscar nuevas metas, no puede ser malo del todo.

"Entre morir y no morir
me decidí por la guitarra
[...]".

(Neruda)

El desamor es aquello que te hace aprender y recordar, y es que es el poso de aquello que un día estuvo tan presente.

"Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarse un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos".

(Neruda)


8 oct 2012

El amor es nuestra resistencia

Clase de filosofía. Necesidades del cuerpo, necesidades del alma.
He llegado a la conclusión de que tenemos más presentes las del cuerpo.

La sociedad nos empuja a tener cierta dependencia por las necesidades del cuerpo. Nos preocupamos de comer bien, beber de vez en cuando, comprarnos ropa bonita, y a poder ser cara, tener un poco de sexo...

Tener un poco de sexo. Hoy en día se folla más que se hace el amor.
Yo creo que esto se lo debemos a siglos de represión y prohibición. Hemos terminado haciéndolo tabú completamente. Pero lo gracioso es que cuantas más prohibiciones se le pone al ser humano, más se esfuerza en buscar lo prohibido, y cuando se busca tanto algo acaba convirtiéndose en una necesidad. He ahí el problema.
El sexo está bien de vez en cuando. Sirve para desinhibirse, para calmar las pasiones... pues sí, pero no deja de ser una necesidad del cuerpo. ¿Hemos dejado de lado el amor para sustituirlo por el sexo? Espero que no.
El amor es una necesidad del alma. Te hace pensar, sentir, te abre puertas y si no, ventanas, te obliga a dedicarte al resto y no solo a ti mismo. El amor es el colmo del consumismo por mucho que el día de San Valentín se empeñe en desmentirlo.

¿Qué pasaría si nos quisiéramos todos un poquito más? ya no digo como pareja, me refiero al amor hacia las personas, al altruismo. Seguramente el mundo daría una vuelta de campana y se sorprendería de lo bien que estaríamos.
Lo que nos marchita es no tener amor, y no solo no tenerlo, sino no poder darlo.
El amor mantiene el alma viva, te hace inmortal. Es lo que últimamente se empeñan en conseguir unos cuantos señores ricos, matarnos el alma.
¿Qué pasa si no les dejamos?



6 oct 2012

Por favor, un aplauso

Los niños van de botellón para hacerse los guays. Los viejos van de concierto.

En un autobús grande lleno de voces y risas dos amigos mantienen una interesante conversación sobre futuro y sociedad.
Se reparten las entradas y unos cuantos alumnos del conservatorio se dirigen al auditorio para ver uno de los muchos conciertos que se dan en Valladolid.
Radiantes y ávidos de música rebuscan un asiento, que, a pesar de no ser el suyo, arriesgándose a que les echen en cualquier momento, enfoca mejor el escenario.
Empieza el concierto. Una nocturna serenata de Mozart para empezar y un estupendo concierto de Mendelsson con una increíble violinista llenan la primera parte.
Durante el descanso se comentan las obras, más risas, algo para picar y otra vez dentro.
Una conocida sinfonía también de Mozart protagoniza la segunda parte del concierto. No está nada mal.
Empiezan los merecidos aplausos pero al minuto la gente empieza a levantarse. Los alumnos se miran unos a otros asombrados. Se merecen un aplauso, ¿por qué no se lo dan? Qué extraño, bueno, ellos sabrán...
La orquesta está dispuesta a regalarnos un bis. Bueno, todos esos maleducados se lo perderán. Los músicos se sientan, llega el director y echa un vistazo a la sala. Casi está vacía. Todo el mundo se aglomera en la puerta con ganas de salir.
El director, sin dejar de sonreír, vuelve a irse y la orquesta se levanta y le sigue. ¿Ya no hay bis?
Genial, nos lo hemos perdido todos.

Hay muchos niños que se van a beber solo para presumir de ello. Seguramente no les guste, y puede que hasta les siente mal el alcohol, pero claro, son tan mayores bebiendo, tan importantes, tan guays, que cómo van a privarse de hacerlo.
También hay muchos adultos que van a actividades culturales solo para presumir de ello. Seguramente no les guste, y puede que hasta ni sepan quién es Mozart, pero claro, son tan intelectuales, tan importantes y guays, que cómo se van a privar de ir.

A ver si se les quita a los mayores esa manía de criticar tanto y se miran un poco a ellos mismos.




1 oct 2012

Mis queridos reflejos

Recuerdo cuando nos espiábamos desde los escaparates.

"Oh, voy a aprovechar este paso de cebra para mirarme el pelo", pensamos, "la gente pensará que estoy mirando el vestidito que tiene la tienda, no pareceré para nada pija".
Cuántas veces hacemos eso. Confesad.
Cuántas veces fuimos juntos y miramos nuestro reflejo en los escaparates.

Voy en el bus. Hay bastante gente. Se nota que es domingo y que se aprovechan los viajes impares que hace cada dos horas.
Como de costumbre el 86,39% de los viajeros whatssappean con sus móviles. Miro fuera, suelo elegir ventana. Ya es de noche y el cristal me devuelve la imagen invertida del interior del autobús. Miro a la señora que tengo a mi lado desde allí. Teclea en la extra, mega e innecesaria enorme pantalla de su teléfono táctil. Me fijo mejor. "Chiste del día" pone. Qué triste señora, que tenga usted que descargarse un programa que le cuente un chiste diario para poder reírse de algo cada día.
Miro el móvil de la chica de delante. Me cuesta más visualizar su pantalla. Me coloco en mi asiento. "Te quiero" escribe en su conversación de whatssapp, seguramente que mantiene con un novio. Qué fácilmente se dice "te quiero" en estos tiempos. Con lo que costaba decírselo a unos ojos que albergaban toda una vida. Me pregunto cuántas veces se lo habrá susurrado al oído al chico al que se lo está escribiendo. No me imagino muchas.
Me fijo un poco más allá en un chico que va de pie. También tiene el móvil de la mano. Lo tiene en vibrador.   Cada vez que recibe un mensaje casi ni espera a que termine de vibrar. Tiene que ser algo importante. Bueno, o no tan importante, pero la cuestión es fabricar bobadas importantes para sentirse especial de vez en cuando.
Un señor mayor dormita mientras una y otra vez le despiertan los "guardias tumbaos" y demás baches de la carretera. Despotrica en cada uno cada vez que le hacen abrir los ojos.

Sigo espiando el ambiente a través del cristal hasta que me topo con unos ojos que me miran. Me miran a través de mi cristal. Me han descubierto.



24 sept 2012

La sufrida vida del lapicero

Había que dedicarle alguna cosilla a un instrumento tan importante y cotidiano en nuestras vidas como es el lápiz. Sagrado lapicero que tanto has soportado.
Si nos paramos a pensar lo tratamos francamente mal desde el mismo momento en el que nos lo ponen en nuestras manos. Para luego lo que nos ayudan ellos... Así que me he molestado en hacer una modesta coplilla en su honor.

El lapicero

En el colegio, el infante,
con lápiz y pulso diestro
ha estrenado
sus letras de principiante
en un texto que el maestro
le ha dictado.

Lo aprisiona con los dientes
y lo barniza de babas
sin clemencia
y en las fauces de docentes
el lapicero agoniza
de impotencia.

Con el mismo a flor de oreja,
sudoroso, el codicioso
vendedor
hace a la cuenta la vieja
la factura de un ocioso
comprador.

Borra, escribe y se equivoca,
la punta se va gastando
poco a poco
y ese desgaste provoca
que el hombre lo esté afilando
como un loco.


Su vida pasa en carrera
y después no queda nada
¡pobrecito!
Solo un trozo de madera
y una mina despuntada
de grafito.


El lápiz deja que borres
los errores cometidos
y consiente
que los versos que recorres
sean a un tiempo recorridos
nuevamente.

Nuestras vidas son los trazos
de un lapicero al andar
y suscribir
el anhelo de unos brazos
que se tienden al amar
para vivir.


                                Ali


18 sept 2012

A mí los rebeldes sin causa no me gustan

Como todos sabemos el mundo está un poco mal. Se palpa la crisis económica, se huele el paro en cada rincón y te asfixia la contaminación en cualquier parte.
Nuestra amiga la Tierra se cansa y se nota pero nosotros lo único que hacemos es quejarnos.

Al final tengo que decir que estamos hechos unos rebeldes, sí, pero sin causa.
Es verdad que vamos a manifestaciones y que alternamos alguna huelga de cuando en cuando pero nos quedamos ahí, de hecho si nos sobra tiempo nos vamos de tiendas.
Yo le preguntaba a mi madre: "¿Qué podemos hacer?, ¿cómo vamos a salir de esta?"

Los jóvenes que vamos a manifestaciones y demás nos reducimos a un minúsculo grupo que no se agranda porque, quiero pensar, ven absurdas todas la manifestaciones. Digo quiero pensar porque prefiero que las vean absurdas a que ni siquiera las vean. ¿A los que ni las ven?... en fin, seguramente no estarán leyendo este blog, ¿a los otros?, bueno, hasta cierto punto entiendo que las vean absurdas. No nos hacen ni ... caso. Por más que vayamos a tocar las narices a la mismísima puerta de su casa siguen pasando de nosotros. Pero visto lo visto igual hay que buscar otras soluciones.

Que el mundo se vaya a la mierda, y no soy pesimista, es muy probable, pero que no se vaya tan rápido.
Hay miles de personas anónimas que con pequeñas acciones realizadas dentro de su vida cotidiana ralentizan un poquito el proceso. Se trata de convertirse en mosca cojonera, en mosquito molestón y revolotearles a esos políticos corruptos, banqueros negligentes y negociantes explotadores encima de sus cabezotas. Una picadura molesta, pica y termina desquiciándote, así que imaginen si un montón de mosquitos cojoneros se ponen a acribillar a quienes se empeñan en aplastarlos.

Informarnos de lo que pasa, poner empeño en saber qué empresa de ropa explota a niños o qué marca destroza las selvas amazónicas y sencillamente dejar de comprar sus productos. La información y el saber las cosas, como son, no como te las cuentan, es lo último que, seguramente, nos quede para salvarnos.

Quizá no podamos cambiar el mundo pero sí ponérselo difícil a quienes no quieren que cambie.

Cojamos aire.


15 sept 2012

Los besos se inventaron para oler

Seguro que alguna vez de pequeños nos llamó la atención la forma en la que se saludaban dos perros al verse por primera vez. En efecto, se olían el culo.

Una vez aclarado este punto paso a otra cuestión.
Llamadme rara pero creo que soy una buscadora de olores.
El otro día iba por la calle y pasó un chico con mucha prisa. Sin darme cuenta inspiré el aire cuando pasó a mi lado y olí la exagerada cantidad de colonia que se había echado. El perfume me infectó gran parte de la pituitaria así que eché el aire de golpe a modo de estornudo hiper lento, consiguiendo que varias personas se volvieran a mirarme. Como el apestoso olor no se iba, decidí esnifar un poco del de un señor que se aproximaba. Mi mala suerte se incrementó cuando descubrí que el transeúnte no acostumbraba a ducharse, así que me vi obligada a arrugar la nariz y echar, menos exageradamente, aquel aire contaminado.
Desesperada decidí intentarlo por última vez con una mamá que venía hacia mí con un carrito de bebé. Al cruzarnos me invadió un olorcillo a toallitas y potitos de frutas que me hizo sonreír, por fin algo agradable.
Así, fui oliendo por aquí y por allá a lo largo de toda la calle, descubriendo nuevos aromas, de mayor o menor agrado, y envolviéndome en los recuerdos que muchos de ellos me traían a la memoria.

Quizá los perros hagan eso. Se huelan para preguntarle a su memoria si ya conoce ese olor. A lo mejor me salió la vena canina y yo también añoraba algún olor el otro día... no lo sé. La cuestión es, que no solo yo me vuelvo loca buscando olores. Si nos damos cuenta, cuando nos presentan a alguien solemos darle dos besos. Esto parece que carece de importancia pero, ¿no se nos ocurre pensar que lo hacemos por una determinada razón?

En efecto, un antropólogo expuso una vez una teoría sobre los "besos de presentación" afirmando que fueron inventados para olerse.
Hace millones de años, nuestros parientes primates se olían, ya no el culo, pero sí otras partes y así sabían quienes eran unos y otros. Nuestro sentido del olfato ya no está tan desarrollado como para distinguir quiénes somos unos y otros con solo el olor, aunque quizá con ciertas personas sí funcione. Sin embargo nos hemos quedado con la costumbre de dar dos besos cada vez que conocemos a alguien o incluso cuando quedamos con algún amigo. ¿No será por el mero hecho de poder recordar como huele?

Definitivamente, sí, los besos se inventaron para recordar.



4 sept 2012

La intimidad de los calcetines

A quién se le ocurriría la descabellada idea de hacer fundas para los pies...
Porque sí, sabemos quién inventó la bombilla, el teléfono, o quién descubrió la penicilina, pero, ¿a qué ingeniosa persona le podemos agradecer que nuestros preciosos pies estén arropaditos?

Qué haríamos nosotros sin calcetines... nos rozarían las deportivas, tendríamos frío y no sabríamos con qué amenazar al amigo que nos ha quitado la zapatilla.
Desde luego es un invento excelente, pero, como todo, tiene sus pros y sus contras.
Por ejemplo, vas con prisas por la calle, recién duchadita y arreglada y de repente notas como la zapatilla va comiéndose el calcetín que, claramente, te queda grande, hasta acumular toda la tela en la puntera. Estupendo, esto nos indica que lo de la "talla única" es una auténtica farsa, eso está asumido.
O lo de:
-Quiero unos calcetines bajos, por favor.
Y cuando llegas a casa y te los pones no te cubren ni el talón. Gracias, me los pondré con chanclas.
O esa costura, la maldita costura del dedo meñique que te roza en la zapatilla. Esa costura que no te deja vivir tranquila hasta que no le das la vuelta al calcetín, un antiguo remedio materno, y aun así todavía molesta.

En fin, no dejan de ser dos bolsas de tela. Sin embargo coincido plenamente con mi amigo "Fulano" cuando dice que los calcetines son una cosa muy íntima. De hecho, tu mismo te puedes quitar tus propios calcetines, eso es obvio, pero no todo el mundo tiene el derecho de quitártelos. Estoy completamente segura de que si es así, y alguna vez os han quitado los calcetines, ha sido una persona muy cercana.

Porque desde luego, el gusto que te da sentir ese frescor y la sensación de liberación en el pie cuando te quitas un calcetín no puede dártelo cualquiera.


20 ago 2012

Los gordos son los pobres

En las viñetas cómicas los gordos siempre son los ricos.
La última vez que me comí una hamburguesa la cena me costó un euro.

-A ver, estamos en crisis, ¿qué harías para ahorrar?
-Pues supongo que no comprar ropa cada poco, utilizar menos el móvil, cuidar lo de dejarse una luz encendida...

Y seguramente también dejaríamos de comprar esas gambitas de antes de la paella, incluso un par de días cenaríamos pizza.
En el mundo hay cerca de 30.000 McDonals y se abren otros 2.000 cada año. Sin hablar de las pizzerías, y los establecimientos de comida rápida que a saber cuántos hay por ahí repartidos.
Tengo para mi que es la medida secreta del gobierno contra la crisis.
Volviéndome paranoica, creo que les conviene muchísimo dejar que estas franquicias se expandan. Podrían hasta matar varios pájaros de un tiro, como quien dice.

Un sector importante de la población, supuestamente la mayoría, está sufriendo gravemente las consecuencias de la crisis económica. Pues bien, el gobierno dice: "Nosotros les ofrecemos comida rápida, fácil y barata". "Estupendo", diremos nosotros, y nos pondremos cada día a cenar hamburguesas de un euro, o buscaremos las mejores ofertas de pizzas. Sí, por qué no, te llevas siete por el precio de una y te regalamos la bebida y veinte complementos a elegir con el máximo de grasa. "¡Genial!, ¡fantástico!" seguiremos diciendo nosotros. Comeremos sin hacer ningún esfuerzo la comida que nos dan por un mínimo precio mientras el pescado, o el marisco, que, nos dicen, está contaminado y lleno de productos químicos se lo llevan a la boca los más altos cargos manteniendo por supuesto su línea.
Las franquicias se enriquecen, los gobiernos tienen manjares que llevarse a la boca y entre tanto la población engorda contenta.
Desde luego no puede haber un mundo mejor.





21 jul 2012

M de Miengo

Bajé del coche con la duda de no saber si abrazarla o no, pero en cuanto la vi lo tuve claro. Allí estaba, con el pelo más corto pero con la misma sonrisa. No había sitio para las dudas.

Pensaba que no se acordarían, que un año es mucho tiempo, pero oí como gritaban mi nombre y como iban a abrazarme unos y otros.

Al final, llegué a una habitación y me alegré de ver dos camas más de las que permitía el espacio.



Ver otra vez esos ojos que hace un año que no ves te llena de emoción. No puedes ponerte a gritar pero te cuesta retenerlo. Piensas en la semana que queda por delante, en las risas que la van a llenar, en las notas que le van a dar la chispa de vida que nos une.
Todos sentimos algo parecido, se nota, se palpa. Estamos nerviosos y nos brillan los ojos.
La primera noche me cuesta dormir, pero nos acostamos pronto, serán días duros.
La música nos invade durante todo el día, desde el briblibribli del teléfono-despertador, hasta punchin punchin de la discoteca de la noche. Me da la sensación de que estamos rodeados de ella en cualquier momento. Tocamos nuestros instrumentos, sí, estudiamos cada día y damos clases, pero no se queda ahí. Continuan las risas, las voces, las canciones desafinadas en la habitación nada más levantarse y eso también es música.
Entramos en el colegio a estudiar. Pensar que tienes que estar metida en un aula toda la mañana parece que te va a dar pereza, pero no la sientes, yo no. Cuando dejas de tocar para pasar de hoja no te quedas en silencio, no estás sola, oyes pianos, chelos, clarinetes, violas, más violines... ¿se aprecia alguna guitarra? y... ¡¿estoy oyendo una flauta?! Entras en otro mundo, y el oído es el único guía.
Un rato después estás en la primera fila de una pequeña orquesta. Cómo duelen los primeros ensayos, pero trabajamos y poco a poco vamos forjando una pequeña pieza. El director no se está quieto, él también lo está viviendo al máximo. Se mueve de un lado a otro, salta, habla con onomatopeyas... parece que quiere hablar con música, para él sobran ya las palabras.
Las comidas también están llenas de música. Las copas son los instrumentos, preferidos de unos, odiados por otros, o también las botellas vacías, pero realmente con todo se puede hacer música.
Por la tarde volvemos a ese mundo que solo unos extraños seres llamados músicos comprenden y tocamos sin parar hasta la noche.
Pero ni siquiera de noche nos da tregua la música. De hecho la noche es lo mejor. Escuchamos atentos cada obra que caldea aquella iglesia fría y se nos inundan los ojos de todo tipo de emociones. Disfrutamos de cada sonido y casi podemos agarrarlos de lo cerca que los sentimos.

Los abrazos y los besos se repitieron con otro tipo de brillo en los ojos el último día. La añoranza nos iba quitando espacio en las pupilas y la alegría de los últimos días se resbalaba por nuestras mejillas.
Mientras miraba por la ventana despidiendome de todo aquello que me había hecho sentir tanto en tan poco tiempo solo podía pensar en una cosa: M de Música.

30 jun 2012

Los mejores besos están en la mejilla

Me acuerdo cuando pensábamos que los besos en la mejilla eran algo especial. Creíamos que al dar uno era como besar en la boca, aunque claro, eso era inimaginable.
Me acuerdo una vez que bajábamos la escalera del colegio camino de aquel gimnasio oscuro que olía a sudor viejo. Íbamos en fila india, cada uno hablando con sus amigos. A lo mejor teníamos siete u ocho años, quizá menos, me acuerdo que yo era incapaz de entender las restas llevadas.
A mi me gustaba un niño, lo llamaremos Rigoberto para ocultar su identidad, dado que pocos niños de hoy en día tienen un nombre como ese. Rigoberto me gustaba como les gusta a las niñas de siete años o menos, que no se si se puede llamar gustar, aunque supongo que sí. Yo no era muy sonriente, ni tampoco la más guapa, ni la más lista, ni la que tenía todos los lápices de colores, pero al bajar esa escalera ocurrió que estaba a su lado y de dos de sus amigos también. No me acuerdo bien de cómo empezó la conversación pero sí de cuánto le agradecí a Jesús que la empezara.
Dijo de pronto que qué más daba dar un beso en la mejilla, que al fin y al cabo solo era un beso y además en la mejilla. Acto seguido me dio uno y luego otro a su compañero. Supongo que me quedé cara de sorprendida porque me extrañaba ver a dos chicos besándose. Da igual que le dé un beso, me decía, porque es en la mejilla. 
Así que nos fuimos turnando, Jesús me dio uno, luego yo a su amigo y él a mí y por fin le tocó a Rigoberto, el niño que me gustaba. El primer beso en la mejilla que recuerdo con claridad que me dio un chico fue el suyo. A pesar de que intentábamos convencernos entre nosotros de que era ridículo no darlos dado que eran besos en la mejilla, y solo en la mejilla, rozábamos rápidamente el moflete de los otros porque, aunque no quisiéramos admitirlo, nos moríamos de vergüenza.
Por supuesto, después de ese plácido momento no volvimos a darnos más besos en la mejilla. Me parece que fue porque ambos éramos demasiado tímidos como para admitir que nos había gustado tanto.

Qué tontería, piensa ahora cualquiera de más de siete u ocho años, un beso en la mejilla es una bobada. Ahora solo se dan besos en la mejilla a la gente que no conocemos de nada. A veces para presentarnos pero otras ni siquiera, dado que sencillamente nos golpeamos mutuamente los carrillos.



Sin embargo, cuando te dan un beso en la mejilla bien dado, sientes un hormigueo que acaricia esa felicidad que solo siente un niño de siete u ocho años.

23 jun 2012

"Nos acostumbran a contar ovejas para poder dormir"

La oveja es un mamífero bípedo, pentadáctilo, monogástrico, doméstico, usado como ganado. Se originó a partir de la domesticación del muflón en Oriente Próximo hacia el IX milenio a. C. con el objetivo de aprovechar su fuerza, sus ideales, y su cerebro. Tienen una longevidad de 80-85  años.


"Desde pequeños nos acostumbran a contar ovejas para poder dormir".

                                           


La mayor parte de las personas tendemos a la comodidad. Quién no, me dirán, pero alguno se salva.
Mucho más cómodo es tirar un papel de chicle al suelo, comer y dejar migas en el sofá, copiar en un examen, comprarse un móvil cuando al viejo se le ha rayado una esquinita del botón "OK"...
Es mucho más fácil mirar la tele que leer un libro, comer palomitas en el cine que salir en bici, escribir "xq" en vez de "porque"...
Es mucho más cómodo que te den la comida a tener que hacerla tu, pero a veces las galletas están rancias.

El camino fácil es fácil tanto para las ovejas como para el pastor. El pastor solo tiene que hacerles la vida un pelín más cómoda, dándoles ropa, tele, comida, consumo..., y después, cuando su cerebro se haya acostumbrado a no pensar, las guiará hasta el redil que le convenga. Aunque, dado que es tan fácil ser ovejas, seamos ovejas todos, corramos donde nos diga nuestro pastor, él nos cuida. 
Lo siento mucho pero yo quiero seguir siendo un muflón. Un muflón libre de pensamiento y de actos dentro de lo posible. Pero sobretodo de pensamiento. Pueden dejarnos sin trabajo, embargarnos el piso, prohibirnos hablar, dejarnos sin nada, pero el pensamiento no van a poder arrebatárnoslo. 

Si acudimos al refugio del rebaño acabaremos en el matadero.


7 jun 2012

El Oso Pérez

De niños éramos menos vagos. Bueno, a lo mejor no menos vagos pero teníamos menos pereza. Quizá sea porque nos obligaban a hacer las cosas o a lo mejor porque teníamos menos en qué pensar.

Remontémonos a los nueve años. Íbamos al cole, a música, a inglés, a pintura, a natación... algunos incluso iban a clase por la tarde o tenían gimnasia rítmica o equitación. A pesar de todo todavía nos daba tiempo a hacer los deberes, bañarnos, cenar y meternos en la cama a las diez. Y aún sobraba tiempo para cogerse una rabieta con papá, llorar porque no te gustaban los fréjoles o jugar con tus muñecas hablando sola en tu cuarto como una loca.

Actualmente nos quejamos por tener dos exámenes el mismo día.



Los seres humanos tendemos a la pereza. Sin embargo me hace gracia que a veces, cuantas más cosas tenemos que hacer más nos molestamos en hacerlas. Por ejemplo, en una clase: tres chicos van al instituto seis horas. Por la tarde tienen otras cuatro de escuela de idiomas, dos de ellos tienen un grupo de rock, el otro va al conservatorio. Nada más llegar a casa, como a las nueve o diez de la noche, se ponen a hacer la cena y después de cenar estudian lo que deben para el día siguiente. Para completar, los tres viven fuera de la ciudad y tardan una hora en desplazarse.
Por otro lado hay otros tres chicos de su misma clase que van seis horas al instituto, llegan a casa, ven un rato la tele después de comer, duermen otras tres horas, juegan un poco al ordenador, se meten en el tuenti y se van a dormir después de cenar. ¡Qué suerte!, tienen todo el tiempo de el mundo para hacer todo lo que se propongan.
Ahora llegamos al momento en el que comparamos las medias académicas de unos y otros. Los primeros saben lo que estudian en el instituto, idiomas, música y seguramente tengan alguna otra afición a la que se dediquen, sin embargo los tres restantes no. Eso sí, seguro que los primeros tienen dos o tres horas menos de sueño.
Quizá sea una cuestión psicológica, si te estresas más, te ves más a premiado por el tiempo y te ves obligado a pensar más deprisa y a hacer todas las cosas que tienes que hacer lo mejor posible. Sin embargo yo creo que es una cuestión de organización. No hace falta estresarse, aunque a veces es inevitable, si tienes menos tiempo tienes que administrarlo bien pero si te sobra el tiempo y te confías se te acaba echando encima.
Seguro que si administramos las gotitas de nuestro tiempo seremos menos perez-osos.



30 may 2012

La ausencia da mimos

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse

haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo y ser demonio en pena,

y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre fe, paciencia,

y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,

fuego en el alma y en la vida infierno.



                              Lope de Vega




Necesitamos mimos. 
A todos nos gustan los mimos de vez en cuando, pero hay momentos en los que los necesitamos.




Cuando estamos mal, las cosas se nos tuercen, los amigos no nos escuchan, suspendemos los exámenes, tenemos alergia o añoramos a alguien que está lejos nos volvemos tres veces más mimosos. Lo curioso es que solemos dar mimos a los demás a pesar de no recibirlos, me da la sensación de que los damos porque añoramos que nos los den. 
Los humanos somos seres curiosos, ¿la ausencia de mimos nos hace darlos? qué bobada. Parece que no tiene sentido pero yo creo que sí que lo tiene.


Para empezar está el chico/a que ha tenido un montón de "líos", odio expresarlo así, lo sabéis, y que es un auténtico Don Juan en todos los campos pero que le duran un pestañeo las relaciones.
 El otro día lo hablaba con un amigo. Parece como que te miran con desprecio, ciertas personas, si no te has besado con mucha gente o no has tenido más de dos novios en tu vida. Me he parado a pensar y creo que no es desprecio, sino envidia. Gente que se burla de ti si les dices que estás enamorada y se ríen cuando les cuentas que no podrías besar a otra persona, no lo comprenden. No comprenden como ellos no han podido sentir eso.
La ausencia de esos mimos, la ausencia de ese amor es lo que creo que les hace enrollarse cada poco con alguien. Mitigan así la envidia que les surge cuando se dan cuenta de que esos mimos no son ciertos del todo. No está mal vivir la vida loca una temporada, dar "falsos mimos" para, supuestamente, recibirlos, pero tampoco está mal tener esos amigos que te dan besitos o un buen abrazo digno de novela en el momento justo. A lo mejor los dan porque tienen ausencia de ellos, pero, aunque  los amigos no tienen por qué ser melosos y cariñosos siempre, no está mal que de vez en cuando sientas su contacto. Por supuesto, después está el enamorarse y sentir esos mimos de verdad cuando se es correspondido. Eso sí que no está mal. 


Como decía mi profe de lengua: si le preguntas a una persona enamorada si le gustaría no estarlo, seguramente respondería que no.









24 may 2012

Por favor, las cartas a mano.

-Pero tu cómo escribes, ¿a mano?
-Bueno, a veces, no siempre. Me da más tiempo a pensar si escribo en papel.

Delibes escribía a mano. El lápiz y el bolígrafo le obligaban a escribir más despacio y así se daba más cuenta de lo que ponía.
Y Shakespeare y Cervantes, mientras mojaban cada poco la pluma les daba tiempo a pensar ocho veces lo que iban a escribir.


Sin embargo ahora se escribe en la red. Se han inventado los ebooks y han aparecido los blogs. Yo misma escribo un blog, ¡Oh no!
Según el filósofo Nietzsche, la red, que podría ser la constitución de un nuevo proyecto del saber occidental, la red común del pensamiento, es en realidad El nacimiento de la tragedia.

El otro día leí que iban a hacerse novelas para ebook que tuvieran música, vídeo e imágenes relacionadas con la historia que se contase. Por ejemplo, si el personaje escucha una partita de Bach se añade un enlace a Youtube para escucharla. Nadie está obligado a pinchar en los enlaces pero ¿a que cuando te lees un libro y sacan su película solemos ir a verla?
Hablan del Homo Pangeicus como aquel hombre que controla estas nuevas tecnologías. Analicemos. Pangea era la Tierra antigua unificada en un solo continente. Unificada. Entonces, Homo Pangeicus será Hombre Unificado o algo parecido, es decir, ¿de pensamiento pangeico? Lo dejo ahí.

¿Cómo no se van a infravalorar las letras si siempre se las camufla con imágenes o música? Sí, me hace sospechar, pero igual es evolución.

Es verdad que fui yo quien hablé de "La banda sonora de las palabras", de que me quería dedicar a hacer música para mis letras. No está mal si es solo para ellas, pero para todos no está del todo bien. La idea pangeica no me gusta. Yo creo que no es el autor quien debe componer si no el lector.

Debemos aprender a imaginar a pensar y a escuchar. A veces como que nos cuesta entender del todo lo que leemos en internet. Lo hacemos rápido, solo fijándonos en las palabras clave. Pero si está en papel parece que somos más conscientes, que tocamos cada letra.



Las palabras dicen más de lo que dicen. Siempre.
Y las cosas importantes se escriben a mano.

18 may 2012

El microondas es mi bajo pedal

Todos tenemos ratos tontos, todos nos desesperamos y a todos se nos va la cabeza alguna vez. Algunos no utilizan para nada esa suave locura, otros se tumban y se duermen, dejan que pase. Yo compongo.



El bajo pedal es simplemente una nota (del bajo) que se mantiene a lo largo de varios compases mientras las voces superiores se mueven sobre ella, lo que produce diferentes efectos de tensión-reposo respecto de  los acordes que se formen por encima de él.

Estoy en mi habitación, estudiando historia. Qué hambre. Son las seis menos cinco, hora perfecta para merendar un vaso de leche. Bajo a la cocina. Mientras bajo ya voy degustando el sabor de las galletas, el cacao calentito, o frío, dependiendo de la época del año... 
Cojo una taza, azúcar, galletas, saco la leche, la echo en la taza, al microondas, le doy a la ruletita y la taza empieza a dar vueltas.
Hmmmmmm suena. ¿Puede ser fa? no, un tono más bajo. El anterior, el que calentaba rápido, antes de existir la obsolescencia programada, estaba en fa, lo comprobé. Hmmmmmm, sigue sonando. La la la lalala, suena en mi cabeza. ¿Por qué no? cantemos en voz alta. LA LA LAAA LALA LAAA... Oh, sí. Esto es gloria. Empiezo por cantar negras. ahora ya corcheas, ¡qué locura! Los vecinos tienen que flipar.
Sigo cantando, vaya ópera que me estoy montando. La leche se desborda, todo el microondas está hecho un asco, pero da igual, no me doy cuenta. Mi canción suena medieval, qué bonito, qué arcaico...
Suena el teléfono, qué oportuno, hará de triangulista  enloquecido porque su solo se oiga. Madre mía, qué escena...
Al fin suena "ding", el microondas ha terminado de calentar mi leche derramada. Ni la saco de allí. La obra ha terminado. Subo arriba y cojo una hoja llena de pentagramas nuevecitos.

Todos tenemos ratos tontos, todos nos desesperamos y a todos se nos va la cabeza alguna vez. Algunos no utilizan para nada esa suave locura, otros se tumban y se duermen, dejan que pase. Yo compongo.


 


15 may 2012

El amor de los lunares

Nada de lo que es perfecto resulta interesante.
Siempre se necesita un lunar para que alguien se fije en el conjunto.



Nunca he confiado en la perfección. De hecho creo que cuando decimos que algo es perfecto, nos referimos a las imperfecciones que nos gustan.
Un día conocí a una chica que tenía muchos lunares. Se llamaba Maguie y era una chica de lo más normal. No, a ver, a ver, ¿normal? no, nadie es normal. Bueno, vuelvo a empezar.
Se llamaba Maguie y era una chica de lo más especial. Tenía los ojos verde campo y el pelo liso. Era una persona buena. Sí, buena. ¿Buena? Qué simple. Sí simple, ponte tú a ser buena persona.
En fin, resulta que esta chica nunca se había enamorado, de hecho estaba completamente segura de que nadie se fijaría nunca en ella. Y un buen día se enamoró.
Lo gracioso fue que aquel chico sí que se fijó en ella. Empezando por el lunar de su mano derecha.
A lo mejor lo que hacía falta era que ella se enamorara.

Soneto lunar

En su piel habitaban las estrellas
dando luz y calor a su figura.
Trenzaron la alegría y la ternura
y brotaron en cuerpo de centellas.

Con sus constelaciones, las más bellas,
lograban acallar la desventura
repartiendo racimos de dulzura
al corazón que se fijase en ellas.

En la Tierra no tienen importancia,
no se encuentran en todos los lugares,
pues se cree que carecen de elegancia.

Sin embargo, como rayos solares,
esquivan fácilmente la distancia.
Son seres de la luna sus lunares.

                                  Ali


12 may 2012

El banco de la paciencia


Cuando era niña y vivíamos en otro pueblo mi padre y yo siempre íbamos a esperar a mi madre a la entrada y la veíamos llegar en el cochecito rojo que aún hoy tenemos.
Después de cenar, tomarse el huevo con patatas fritas y el vaso de leche con galletas, mi padre me agarraba de la mano y me llevaba al banco de la paciencia. Era una piedra blanca rectangular que salía del muro en la que cabíamos muy justos él y yo. Cada vez que veíamos unas luces de algún coche que fuera a torcer decíamos: ¿Será el de mamá?

El otro día volvimos a pasar por allí con el coche. Ya no estaba el banco de la paciencia.



No me devuelven un examen. Me quejo. No me habla un amigo. Me quejo. No me contesta un sms. Me quejo. No me dan la comida a tiempo. Me quejo. No me dejan salir hasta las cuatro. Me quejo. No me dan la paga   a primeros de mes. Me quejo. No me da tiempo a hacer las cosas. Me quejo...
¡Cállate pesada!
Nos estamos convirtiendo en unos malditos pesados sencillamente porque no tenemos paciencia. Nos venimos quejando desde tiempo inmemorial de otros. Si no me devuelven un examen es porque el profesor es un lento de remate que no da un palo al agua en su casa. Si no me habla un amigo es que es medio bobo o bobo entero porque yo sí le hablo y él no. Si no me dejan salir hasta las cuatro es que mis padres son unos anticuados que no supieron vivir su juventud y me quieren chafar la mía...

Lo hacemos todo rápido, con prisa, y cuando no nos sale bien nos quejamos, echamos la culpa a otros y nos quedamos ya no del todo a gusto, sino medio a gusto de haberles encasquetado la responsabilidad a otros.

Paciencia señores. Si no te devuelven un examen esperemos hasta que nos lo den y riamos o lloremos entonces. Para qué vas a anticipar las cosas. Mejor recibirlas por sorpresa, que varíe un poco la rutina de la que nos quejamos, también, tanto.
¿Que no te habla tu amigo bobo? pues sí, igual es que es un poco bobo, o igual un buen día tenéis una larga conversación y entonces será mucho mejor que haber cruzado con él un simple "hola, ¿qué tal?".
Y si tus padres no te dejan salir hasta tarde, por dios, un poco de paciencia, para qué vas a salir hasta las tantas si luego no te dejan entrar en ningún sitio. Habrá que esperar un par de añitos. Si luego no es nada. Solo es un poco de paciencia.

Cuando hace unos cuantos años estábamos mi padre y yo sentados en aquel banco y empezaba a refrescar,  la desesperación de no ver a mamá entrar con el coche se incrementaba, me quería ir a casa. Siempre la esperábamos hasta el final y es que él me decía: Paciencia, ya vendrá.


8 may 2012

Letrasados

El latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro
Antes de dar la oportuna explicación os voy a contar una anécdota, que muchos ya conoceréis, sobre la importancia del latín. En cierta ocasión José Solís Ruiz, ministro de Trabajo durante el régimen franquista y natural de Cabra (Córdoba), le discutía al político y rector de la Universidad Complutense, profesor Muñoz Alonso, para qué servía el latín. El profesor le respondió:

Por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa.




Y volviendo al título de este post, vamos a servirnos de la etimología, y el latín, para explicar por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro.
El término maestro deriva de magister y este, a su vez, del adjetivo magis que significa más o más que. El magister lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y habilidades. Por ejemplo, Magister equitum (jefe de caballería en la Antigua Roma) o Magister militum (jefe militar).
El término ministro deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos.
Por tanto, queda demostrado que para ser ministro no hace falta ser… nada.

http://historiasdelahistoria.com/2012/02/27/el-latin-nos-explica-por-que-cualquiera-no-puede-ser-maestro-pero-si-ministro/

Esto está especialmente dedicado a mis amigos cíentíficos que tantas veces me han preguntado para qué sirven las letras. Me parece un artículo formidable que, además de ser curioso dice muchas más cosas de las que aparenta.
No voy a tratar el mismo tema, que tan quemada me tiene, de lo letrasados que somos algunos. Hoy voy a hablar de la importancia que tienen los maestros y lo relacionados que están con el estudio de las letras.

Como estamos en una etapa de la historia que no se caracteriza precisamente por lo bien que va el país en el ámbito político-económico, decidí pensar un poco para poder vislumbrar a dónde nos remontamos. Por supuesto no conseguí dar con una solución para la crisis pero desemboqué en la educación. Toda, absolutamente toda la culpa, la tiene la educación.

Reflexión.
-¿Por qué llamamos tontos a los de letras?
-Pues porque, tía, todo el que no quiere hacer nada se va a letras.
-¿Y eso?
-Pues porque sí, son más fáciles.
-¿Más fáciles que qué?
-Que las matemáticas o la física.
-A lo mejor son los profesores los que no dan bien la materia.
-¿Qué materia? ¿Mate y física? Buah, no sé, tía, pero son difíciles.
-El otro día te quejabas de lo mal que daba tu profe matemáticas.
-Bueno, es que ese es tonto, no hay quien se entere.
-¿No se explica?
-Le preguntas una cosa y te dice lo mismo pero a voces.
-A lo mejor no se le ocurre otra forma de decirlo.
-Pues que aprenda, que para algo es profesor.
-¿Quieres decir que estudie letras?

No sé si ha quedado claro el círculo vicioso. Por lo que parece, en el mundo hay dos tipos de alumnos: los listos y los tontos. Todos piensan que las letras son para tontos con lo cual los tontos van a letras y como tontos que son no hacen nada. Los listos eligen otros derroteros y estudian físicas, matemáticas... Algunos se hacen profesores que comienzan a enseñar física y matemáticas pero sin las expresiones o las palabras adecuadas con lo cual los alumnos se pierden y deja de interesarles la asignatura. Llegados a este punto pasa una cosa: se crea una masa informe de alumnos desinteresados y sin inquietudes que sumidos por los entretenimientos pasajeros (tuenti, whatsapp, PSP, wii...) van sumiendose en un aletargamiento eterno. ¿Qué se consigue con esto? Perfectas ovejas.

Por supuesto he exagerado todo. Ni todos los que estudian letras son tontos ni todos los que estudian lo demás no saben explicarse. Pero a todos nos ha molestado que un profesor no se explique bien porque no sabe hablar.
Hablamos gracias las palabras, si a alguno le faltan será porque no ha estudiado suficientes combinaciones de letras.






5 may 2012

¿El futuro no tiene cabeza?

Hará un par de semanas, nos fuímos de excursión a Mérida con nuestra profesora de latín. Por la mañana vimos una obra de teatro, Hipólito, que la verdad, me gustó bastante. Trataba de las pasiones humanas, el amor, la venganza... en fin, sentimientos inevitables en todo ser humano.
Por la tarde fuimos al museo de la ciudad. Sobre todo había esculturas romanas e instrumentos que éstos utilizaban en su tiempo. Eran muy curiosos, parece mentira que sean de hace tanto.

Había un grupo de estatuas que le llamó la atención a mi profesora y de las que nos comentó luego algunas cosas.
Estaban representados Eneas, en su huída de Troya hacia la ciudad que estaba destinado a construír, Roma, con su padre Anquises a los hombros y su hijo Ascanio de la mano. Lo curioso era que del padre de Eneas, el pasado, no se conservaba nada, lo que me llevó a pensar que el pasado se nos olvida, lo perdemos, del propio Eneas, el presente, se conservaba solo el bajo vientre, que me hizo pensar que actualmente solo tenemos interés en comer y en... bueno, que no suene obsceno, perpetuar la especie. Por último estaba su hijo, el futuro, al que le faltaba la cabeza, lo que me llevó a pensar una cosa horrible: el futuro no tiene cabeza.



Yo estoy ya un poco harta de que nustros mayores nos digan: "se os presenta un futuro muy malo", "las cosas ahora están mal pero luego van a estar peor", "y lo que os queda..."
Muchas gracias a los miembros de la "Comisión de Aliento", les diría, pero que el futuro está difícil ya lo veo yo.
El otro día en una cena con unos amigos salió a colación a qué nos dedicaríamos. Si tienes un padre farmacéutico, decían, lo mejor es que estudies farmacia, al fin y al cabo ya tienes el negocio hecho.
Me preocupa que la gente vea el negocio y no el gusto por el trabajo. Otra vez vuelta a lo mismo de siempre: "¿Para qué trabajas?" "Para ganar dinero." Ay....
¿Realmente no tenemos la suficiente cabeza como para pensar en lo que nos gusta y luchar por conseguirlo? Yo creo que sí que la tenemos. A veces me desespero porque me cuesta que la gente entienda esto. Mi padre me dice que me meta en casa y que no salga, que es mucho mejor. Viene queriendo decir que no me junte con quien no merece la pena pero, la verdad, yo prefiero ser una observadora de la vida que un topo.

Qué bien que el futuro esté mal. Así podremos hacer algo por él.


28 abr 2012

Si hubiéramos sabido que el amor era esto...

Hace varios dias estábamos un amigo y yo sentados en una mesa hablando de cosas varias.
-Jolines, -me decía- yo también quiero tener problemas de amor.
Un par de semanas más tarde estaba en la misma mesa empapando sus lágrimas en mi jersey.
Si hubiéramos sabido que el amor era esto...


Reconozco que es un tema muy polémico. Se han escrito libros, se han hecho películas, se ha discutido, se ha matado, ha sido algo bueno y algo malo.
Me acuerdo una vez en tercero de la ESO, cuando la profesora de lengua lo sacó a colación y nos preguntó si nos parecía algo bueno o malo. Me hizo gracia porque, en ese momento, una amiga y yo gritamos a coro que nos parecía bueno pero otras dos chicas dijeron lo contrario.
Años más tarde otra profesora me dijo al verme: "¿Llorar por amor?, vamos hombre... ¡llorar por amor es lo más bonito que hay! Lo que daría yo por llorar por amor..."

Pero no vamos a debatir sobre si el amor es algo bueno o malo, eso ya es aburrido, nunca nos pondríamos de acuerdo. Hablaremos desde un punto de vista neutral.

Puede que tarde, pero creo que todos hemos amado alguna vez, de una forma u otra. Amor filial, maternal, paternal, sexual...
Lo increible es que cuando sientes eso que sientes, que no voy a explicarlo porque no sé, y si alguien sabe, que me lo diga, tu forma de ver la vida cambia de alguna manera. A ver, a ver, no cambia de golpe ni empiezas a ver todo rosa o todo negro pero de alguna manera te cambia. Supongo que influye en ese proceso extraño que llaman madurar.
Cuando me pasó a mí, sencillamente me motivé. Empezaron a tener un poco más de sentido las cosas que hacía o decía. Empecé a pensar de otra forma. Y la motivación, que es lo que muchas veces he dicho que le falta a la generación futura, es imprescindible para vivir. Cuando uno sabe realmente lo que le motiva, puede empezar a plantearse cómo ser, que es fundamental. Y al fin y al cabo es lo que hemos venido a hacer aquí, ¿no? encontrarnos, formarnos, gustarnos y vivir, tanto con uno mismo como con los demás.
"Al mundo lo mueve el dinero, a las personas las mueve el amor."

Cuando amas a alguien te esfuerzas por gustarle. Para eso, comunmente, sueles tender a hacerte mejor persona y, cada trompazo que te das con la pared que muchas veces te separa de ella, te sirve para levantarte y buscar otras formas de atravesarla y para pensar que, quizá, no tengas que atravesarla sino ir por otro camino. Al final son esos caminos que recorres los que te van enseñando cosas, los que se van convirtiendo en tu vida. Unos te gustarán menos y otros más, como las asignaturas del instituto, que nunca te gustarán por igual, pero es lo que te va haciendo ser como eres.

El amor puede ser algo malo o algo bueno lo que es seguro es que es una fuerza importante. Una fuerza que logra motivarte, que da vida en todos los sentidos. Al igual que cualquier fuerza se puede usar para bien o para mal, como los cuchillos, puedes partir la comida o matar a alguien. Todo depende de las personas. Lo que está claro es que sin amor, nadie estaría aquí.
Supongo que es otro arma cargada de futuro.

 No cabe duda, lo importante es amar.