*Nota: Como es una entrada que requiere su tiempo he optado por dividirla en dos para que no se saturen al leerla mis queridos lectores.
Para hablar de desamor primero es necesario saber qué es el amor, dado que es imposible que se dé uno sin el otro.
El amor, por mucho que hayan intentado describirlo numerosos escritores, poetas y demás artistas, sigue siendo un concepto, a mi parecer, abstracto e incomprensible. Según Lope de Vega, es un estado de bipolaridad en el que caen aquellos a los que roza la flecha.
"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
[...]"
Del desamor, sin embargo, sí que voy a dar una pequeña definición personal: es aquel proceso por el cual vamos asumiendo que el velo de ceguera, bipolaridad, o lo que quiera que fuese que nos cubría, va resbalando poco a poco. Y es que el amor a veces lo matizamos con un engaño del que no deberíamos ser víctimas.
"Huí el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño,
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
[...]"
(Lope de Vega)
Al darnos cuenta del que el velo se cae lentamente, pasamos por varias etapas: saboreamos la amarga tristeza y el impotente cansancio en el que te sumes cuando sabes que, a pesar de haber amado tanto, no has logrado ser amado de igual forma. Sientes la impotencia de saber que quizá seas incapaz de dejar de amar.
"Ay, qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero.
Por tu amor me duele el alma,
el corazón y el sombrero".
(F.García Lorca)
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