11 oct 2012

Desamor y otros demonios (parte II)


Pasado este estado, experimentamos un profundo odio hacia la persona amada, quizá creado por la impotencia y la imposibilidad de hacer nada contra ese amor que no siente o simplemente por la necesidad de culpar a alguien del estado de tristeza anterior.
Cuando hemos superado esa etapa, empezamos a volvernos indiferentes y lo miramos todo con ironía, a pesar de que aún nos duela.

"Dices que tienes corazón y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina
que al compás que se mueve, hace ruido".

(Bécquer)

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, todo el dolor vivido durante las etapas anteriores, el desamor tiene su pequeño lado bueno, como todo. Y es que es la perfecta musa de todas las almas. El desamor, al igual que su complementario, el amor, ha logrado sacar las más bellas obras literarias, pictóricas, musicales y artísticas en general. Te obliga a abrirte puertas para no estancarte en esos tristes estados de ánimo. Y si es algo capaz de hacerte buscar nuevas metas, no puede ser malo del todo.

"Entre morir y no morir
me decidí por la guitarra
[...]".

(Neruda)

El desamor es aquello que te hace aprender y recordar, y es que es el poso de aquello que un día estuvo tan presente.

"Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarse un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos".

(Neruda)


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