30 may 2012

La ausencia da mimos

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse

haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo y ser demonio en pena,

y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre fe, paciencia,

y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,

fuego en el alma y en la vida infierno.



                              Lope de Vega




Necesitamos mimos. 
A todos nos gustan los mimos de vez en cuando, pero hay momentos en los que los necesitamos.




Cuando estamos mal, las cosas se nos tuercen, los amigos no nos escuchan, suspendemos los exámenes, tenemos alergia o añoramos a alguien que está lejos nos volvemos tres veces más mimosos. Lo curioso es que solemos dar mimos a los demás a pesar de no recibirlos, me da la sensación de que los damos porque añoramos que nos los den. 
Los humanos somos seres curiosos, ¿la ausencia de mimos nos hace darlos? qué bobada. Parece que no tiene sentido pero yo creo que sí que lo tiene.


Para empezar está el chico/a que ha tenido un montón de "líos", odio expresarlo así, lo sabéis, y que es un auténtico Don Juan en todos los campos pero que le duran un pestañeo las relaciones.
 El otro día lo hablaba con un amigo. Parece como que te miran con desprecio, ciertas personas, si no te has besado con mucha gente o no has tenido más de dos novios en tu vida. Me he parado a pensar y creo que no es desprecio, sino envidia. Gente que se burla de ti si les dices que estás enamorada y se ríen cuando les cuentas que no podrías besar a otra persona, no lo comprenden. No comprenden como ellos no han podido sentir eso.
La ausencia de esos mimos, la ausencia de ese amor es lo que creo que les hace enrollarse cada poco con alguien. Mitigan así la envidia que les surge cuando se dan cuenta de que esos mimos no son ciertos del todo. No está mal vivir la vida loca una temporada, dar "falsos mimos" para, supuestamente, recibirlos, pero tampoco está mal tener esos amigos que te dan besitos o un buen abrazo digno de novela en el momento justo. A lo mejor los dan porque tienen ausencia de ellos, pero, aunque  los amigos no tienen por qué ser melosos y cariñosos siempre, no está mal que de vez en cuando sientas su contacto. Por supuesto, después está el enamorarse y sentir esos mimos de verdad cuando se es correspondido. Eso sí que no está mal. 


Como decía mi profe de lengua: si le preguntas a una persona enamorada si le gustaría no estarlo, seguramente respondería que no.









24 may 2012

Por favor, las cartas a mano.

-Pero tu cómo escribes, ¿a mano?
-Bueno, a veces, no siempre. Me da más tiempo a pensar si escribo en papel.

Delibes escribía a mano. El lápiz y el bolígrafo le obligaban a escribir más despacio y así se daba más cuenta de lo que ponía.
Y Shakespeare y Cervantes, mientras mojaban cada poco la pluma les daba tiempo a pensar ocho veces lo que iban a escribir.


Sin embargo ahora se escribe en la red. Se han inventado los ebooks y han aparecido los blogs. Yo misma escribo un blog, ¡Oh no!
Según el filósofo Nietzsche, la red, que podría ser la constitución de un nuevo proyecto del saber occidental, la red común del pensamiento, es en realidad El nacimiento de la tragedia.

El otro día leí que iban a hacerse novelas para ebook que tuvieran música, vídeo e imágenes relacionadas con la historia que se contase. Por ejemplo, si el personaje escucha una partita de Bach se añade un enlace a Youtube para escucharla. Nadie está obligado a pinchar en los enlaces pero ¿a que cuando te lees un libro y sacan su película solemos ir a verla?
Hablan del Homo Pangeicus como aquel hombre que controla estas nuevas tecnologías. Analicemos. Pangea era la Tierra antigua unificada en un solo continente. Unificada. Entonces, Homo Pangeicus será Hombre Unificado o algo parecido, es decir, ¿de pensamiento pangeico? Lo dejo ahí.

¿Cómo no se van a infravalorar las letras si siempre se las camufla con imágenes o música? Sí, me hace sospechar, pero igual es evolución.

Es verdad que fui yo quien hablé de "La banda sonora de las palabras", de que me quería dedicar a hacer música para mis letras. No está mal si es solo para ellas, pero para todos no está del todo bien. La idea pangeica no me gusta. Yo creo que no es el autor quien debe componer si no el lector.

Debemos aprender a imaginar a pensar y a escuchar. A veces como que nos cuesta entender del todo lo que leemos en internet. Lo hacemos rápido, solo fijándonos en las palabras clave. Pero si está en papel parece que somos más conscientes, que tocamos cada letra.



Las palabras dicen más de lo que dicen. Siempre.
Y las cosas importantes se escriben a mano.

18 may 2012

El microondas es mi bajo pedal

Todos tenemos ratos tontos, todos nos desesperamos y a todos se nos va la cabeza alguna vez. Algunos no utilizan para nada esa suave locura, otros se tumban y se duermen, dejan que pase. Yo compongo.



El bajo pedal es simplemente una nota (del bajo) que se mantiene a lo largo de varios compases mientras las voces superiores se mueven sobre ella, lo que produce diferentes efectos de tensión-reposo respecto de  los acordes que se formen por encima de él.

Estoy en mi habitación, estudiando historia. Qué hambre. Son las seis menos cinco, hora perfecta para merendar un vaso de leche. Bajo a la cocina. Mientras bajo ya voy degustando el sabor de las galletas, el cacao calentito, o frío, dependiendo de la época del año... 
Cojo una taza, azúcar, galletas, saco la leche, la echo en la taza, al microondas, le doy a la ruletita y la taza empieza a dar vueltas.
Hmmmmmm suena. ¿Puede ser fa? no, un tono más bajo. El anterior, el que calentaba rápido, antes de existir la obsolescencia programada, estaba en fa, lo comprobé. Hmmmmmm, sigue sonando. La la la lalala, suena en mi cabeza. ¿Por qué no? cantemos en voz alta. LA LA LAAA LALA LAAA... Oh, sí. Esto es gloria. Empiezo por cantar negras. ahora ya corcheas, ¡qué locura! Los vecinos tienen que flipar.
Sigo cantando, vaya ópera que me estoy montando. La leche se desborda, todo el microondas está hecho un asco, pero da igual, no me doy cuenta. Mi canción suena medieval, qué bonito, qué arcaico...
Suena el teléfono, qué oportuno, hará de triangulista  enloquecido porque su solo se oiga. Madre mía, qué escena...
Al fin suena "ding", el microondas ha terminado de calentar mi leche derramada. Ni la saco de allí. La obra ha terminado. Subo arriba y cojo una hoja llena de pentagramas nuevecitos.

Todos tenemos ratos tontos, todos nos desesperamos y a todos se nos va la cabeza alguna vez. Algunos no utilizan para nada esa suave locura, otros se tumban y se duermen, dejan que pase. Yo compongo.


 


15 may 2012

El amor de los lunares

Nada de lo que es perfecto resulta interesante.
Siempre se necesita un lunar para que alguien se fije en el conjunto.



Nunca he confiado en la perfección. De hecho creo que cuando decimos que algo es perfecto, nos referimos a las imperfecciones que nos gustan.
Un día conocí a una chica que tenía muchos lunares. Se llamaba Maguie y era una chica de lo más normal. No, a ver, a ver, ¿normal? no, nadie es normal. Bueno, vuelvo a empezar.
Se llamaba Maguie y era una chica de lo más especial. Tenía los ojos verde campo y el pelo liso. Era una persona buena. Sí, buena. ¿Buena? Qué simple. Sí simple, ponte tú a ser buena persona.
En fin, resulta que esta chica nunca se había enamorado, de hecho estaba completamente segura de que nadie se fijaría nunca en ella. Y un buen día se enamoró.
Lo gracioso fue que aquel chico sí que se fijó en ella. Empezando por el lunar de su mano derecha.
A lo mejor lo que hacía falta era que ella se enamorara.

Soneto lunar

En su piel habitaban las estrellas
dando luz y calor a su figura.
Trenzaron la alegría y la ternura
y brotaron en cuerpo de centellas.

Con sus constelaciones, las más bellas,
lograban acallar la desventura
repartiendo racimos de dulzura
al corazón que se fijase en ellas.

En la Tierra no tienen importancia,
no se encuentran en todos los lugares,
pues se cree que carecen de elegancia.

Sin embargo, como rayos solares,
esquivan fácilmente la distancia.
Son seres de la luna sus lunares.

                                  Ali


12 may 2012

El banco de la paciencia


Cuando era niña y vivíamos en otro pueblo mi padre y yo siempre íbamos a esperar a mi madre a la entrada y la veíamos llegar en el cochecito rojo que aún hoy tenemos.
Después de cenar, tomarse el huevo con patatas fritas y el vaso de leche con galletas, mi padre me agarraba de la mano y me llevaba al banco de la paciencia. Era una piedra blanca rectangular que salía del muro en la que cabíamos muy justos él y yo. Cada vez que veíamos unas luces de algún coche que fuera a torcer decíamos: ¿Será el de mamá?

El otro día volvimos a pasar por allí con el coche. Ya no estaba el banco de la paciencia.



No me devuelven un examen. Me quejo. No me habla un amigo. Me quejo. No me contesta un sms. Me quejo. No me dan la comida a tiempo. Me quejo. No me dejan salir hasta las cuatro. Me quejo. No me dan la paga   a primeros de mes. Me quejo. No me da tiempo a hacer las cosas. Me quejo...
¡Cállate pesada!
Nos estamos convirtiendo en unos malditos pesados sencillamente porque no tenemos paciencia. Nos venimos quejando desde tiempo inmemorial de otros. Si no me devuelven un examen es porque el profesor es un lento de remate que no da un palo al agua en su casa. Si no me habla un amigo es que es medio bobo o bobo entero porque yo sí le hablo y él no. Si no me dejan salir hasta las cuatro es que mis padres son unos anticuados que no supieron vivir su juventud y me quieren chafar la mía...

Lo hacemos todo rápido, con prisa, y cuando no nos sale bien nos quejamos, echamos la culpa a otros y nos quedamos ya no del todo a gusto, sino medio a gusto de haberles encasquetado la responsabilidad a otros.

Paciencia señores. Si no te devuelven un examen esperemos hasta que nos lo den y riamos o lloremos entonces. Para qué vas a anticipar las cosas. Mejor recibirlas por sorpresa, que varíe un poco la rutina de la que nos quejamos, también, tanto.
¿Que no te habla tu amigo bobo? pues sí, igual es que es un poco bobo, o igual un buen día tenéis una larga conversación y entonces será mucho mejor que haber cruzado con él un simple "hola, ¿qué tal?".
Y si tus padres no te dejan salir hasta tarde, por dios, un poco de paciencia, para qué vas a salir hasta las tantas si luego no te dejan entrar en ningún sitio. Habrá que esperar un par de añitos. Si luego no es nada. Solo es un poco de paciencia.

Cuando hace unos cuantos años estábamos mi padre y yo sentados en aquel banco y empezaba a refrescar,  la desesperación de no ver a mamá entrar con el coche se incrementaba, me quería ir a casa. Siempre la esperábamos hasta el final y es que él me decía: Paciencia, ya vendrá.


8 may 2012

Letrasados

El latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro
Antes de dar la oportuna explicación os voy a contar una anécdota, que muchos ya conoceréis, sobre la importancia del latín. En cierta ocasión José Solís Ruiz, ministro de Trabajo durante el régimen franquista y natural de Cabra (Córdoba), le discutía al político y rector de la Universidad Complutense, profesor Muñoz Alonso, para qué servía el latín. El profesor le respondió:

Por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa.




Y volviendo al título de este post, vamos a servirnos de la etimología, y el latín, para explicar por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro.
El término maestro deriva de magister y este, a su vez, del adjetivo magis que significa más o más que. El magister lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y habilidades. Por ejemplo, Magister equitum (jefe de caballería en la Antigua Roma) o Magister militum (jefe militar).
El término ministro deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos.
Por tanto, queda demostrado que para ser ministro no hace falta ser… nada.

http://historiasdelahistoria.com/2012/02/27/el-latin-nos-explica-por-que-cualquiera-no-puede-ser-maestro-pero-si-ministro/

Esto está especialmente dedicado a mis amigos cíentíficos que tantas veces me han preguntado para qué sirven las letras. Me parece un artículo formidable que, además de ser curioso dice muchas más cosas de las que aparenta.
No voy a tratar el mismo tema, que tan quemada me tiene, de lo letrasados que somos algunos. Hoy voy a hablar de la importancia que tienen los maestros y lo relacionados que están con el estudio de las letras.

Como estamos en una etapa de la historia que no se caracteriza precisamente por lo bien que va el país en el ámbito político-económico, decidí pensar un poco para poder vislumbrar a dónde nos remontamos. Por supuesto no conseguí dar con una solución para la crisis pero desemboqué en la educación. Toda, absolutamente toda la culpa, la tiene la educación.

Reflexión.
-¿Por qué llamamos tontos a los de letras?
-Pues porque, tía, todo el que no quiere hacer nada se va a letras.
-¿Y eso?
-Pues porque sí, son más fáciles.
-¿Más fáciles que qué?
-Que las matemáticas o la física.
-A lo mejor son los profesores los que no dan bien la materia.
-¿Qué materia? ¿Mate y física? Buah, no sé, tía, pero son difíciles.
-El otro día te quejabas de lo mal que daba tu profe matemáticas.
-Bueno, es que ese es tonto, no hay quien se entere.
-¿No se explica?
-Le preguntas una cosa y te dice lo mismo pero a voces.
-A lo mejor no se le ocurre otra forma de decirlo.
-Pues que aprenda, que para algo es profesor.
-¿Quieres decir que estudie letras?

No sé si ha quedado claro el círculo vicioso. Por lo que parece, en el mundo hay dos tipos de alumnos: los listos y los tontos. Todos piensan que las letras son para tontos con lo cual los tontos van a letras y como tontos que son no hacen nada. Los listos eligen otros derroteros y estudian físicas, matemáticas... Algunos se hacen profesores que comienzan a enseñar física y matemáticas pero sin las expresiones o las palabras adecuadas con lo cual los alumnos se pierden y deja de interesarles la asignatura. Llegados a este punto pasa una cosa: se crea una masa informe de alumnos desinteresados y sin inquietudes que sumidos por los entretenimientos pasajeros (tuenti, whatsapp, PSP, wii...) van sumiendose en un aletargamiento eterno. ¿Qué se consigue con esto? Perfectas ovejas.

Por supuesto he exagerado todo. Ni todos los que estudian letras son tontos ni todos los que estudian lo demás no saben explicarse. Pero a todos nos ha molestado que un profesor no se explique bien porque no sabe hablar.
Hablamos gracias las palabras, si a alguno le faltan será porque no ha estudiado suficientes combinaciones de letras.






5 may 2012

¿El futuro no tiene cabeza?

Hará un par de semanas, nos fuímos de excursión a Mérida con nuestra profesora de latín. Por la mañana vimos una obra de teatro, Hipólito, que la verdad, me gustó bastante. Trataba de las pasiones humanas, el amor, la venganza... en fin, sentimientos inevitables en todo ser humano.
Por la tarde fuimos al museo de la ciudad. Sobre todo había esculturas romanas e instrumentos que éstos utilizaban en su tiempo. Eran muy curiosos, parece mentira que sean de hace tanto.

Había un grupo de estatuas que le llamó la atención a mi profesora y de las que nos comentó luego algunas cosas.
Estaban representados Eneas, en su huída de Troya hacia la ciudad que estaba destinado a construír, Roma, con su padre Anquises a los hombros y su hijo Ascanio de la mano. Lo curioso era que del padre de Eneas, el pasado, no se conservaba nada, lo que me llevó a pensar que el pasado se nos olvida, lo perdemos, del propio Eneas, el presente, se conservaba solo el bajo vientre, que me hizo pensar que actualmente solo tenemos interés en comer y en... bueno, que no suene obsceno, perpetuar la especie. Por último estaba su hijo, el futuro, al que le faltaba la cabeza, lo que me llevó a pensar una cosa horrible: el futuro no tiene cabeza.



Yo estoy ya un poco harta de que nustros mayores nos digan: "se os presenta un futuro muy malo", "las cosas ahora están mal pero luego van a estar peor", "y lo que os queda..."
Muchas gracias a los miembros de la "Comisión de Aliento", les diría, pero que el futuro está difícil ya lo veo yo.
El otro día en una cena con unos amigos salió a colación a qué nos dedicaríamos. Si tienes un padre farmacéutico, decían, lo mejor es que estudies farmacia, al fin y al cabo ya tienes el negocio hecho.
Me preocupa que la gente vea el negocio y no el gusto por el trabajo. Otra vez vuelta a lo mismo de siempre: "¿Para qué trabajas?" "Para ganar dinero." Ay....
¿Realmente no tenemos la suficiente cabeza como para pensar en lo que nos gusta y luchar por conseguirlo? Yo creo que sí que la tenemos. A veces me desespero porque me cuesta que la gente entienda esto. Mi padre me dice que me meta en casa y que no salga, que es mucho mejor. Viene queriendo decir que no me junte con quien no merece la pena pero, la verdad, yo prefiero ser una observadora de la vida que un topo.

Qué bien que el futuro esté mal. Así podremos hacer algo por él.