Según supe, por fuentes fiables, hace bien poco, los mirlos no tienen un canto común, como pueden tenerlo los gorriones o los ruiseñores, que cantan todos del mismo modo, dentro de su tipo. Los mirlos no, cada mirlo, por separado, tiene un canto característico, propio solo de él mismo.
Qué curioso se me antoja que cada pequeño pajarito de estos de plumaje negro y pico anaranjado tenga su propia forma de hablar, su personalidad. Todos se entienden entre ellos, claro, no les queda otra para poder perpetuar la especie, pero soy incapaz de no relacionar los mirlos con las personas, si esto es así.
Cada persona también habla de una forma particular, de una manera personal y única, o al menos eso sería lo ideal, reflejando en sus palabras las distintas influencias, sentimientos y experiencias que ha tenido a lo largo de su vida, creando su propio canto de mirlo. Pero hay quién no lo tiene, quien quizá no se atreve realmente a darle forma, quien ahoga su canto, ya sea conscientemente o sin querer hacerlo. ¡Qué lástima dejarse llevar por los cantos estándares que pululan en fila, sin rumbo a cualquier parte!
Siempre hay que tener rumbo, aunque no se sepa a ciencia cierta dónde ir. Una vez una amiga me dijo que lo importante no es sólo saber dónde vas, sino saber dónde estás en cada momento.
No hay que dejarse llevar por otros cantos sino tener muy claro por qué canto, a quién le canto y cómo canto.
El humano que tiene canto propio es una rara avis. Todo invita a corear uniformemente las letanías que nos machacan alrededor.
ResponderEliminarNo es fácil llegar a tener un criterio propio. No es fácil plantearse objetivos cuya claridad sea precisamente la fuerza que nos haga conseguirlos.
Sin embargo, en el proceso de búsqueda, es parte importante expresar las dudas, los sentimientos, los deseos, las dificultades, y compartirlos con otros que a su vez nos enriquezcan con los suyos.
Poner en palabras nuestro pensamiento nos ayuda a pensar mejor, y cuanto mejor pensemos más claras tendremos las ideas, más fuertes serán los argumentos para defender nuestro criterio.
Personas con ideas claras, con argumentos sólidos para defenderlas y con un lenguaje rico para compartirlas, casi nada.
¡Ah, claro! Esto es lo que tratan de evitar los que nos atontan todo el rato con el mismo sonsonete.