11 mar 2012

Anhelos de otoño

Recomiendo escuchar la música que os dejo aquí mientras leéis.



 


El otro día estaba bajando la cuesta de mi casa con un amigo. Solemos venir hablando y riendo la mayoría de las veces. Pues resulta que acababan de podar el seto que hay en la esquina y solo quedaban tres o cuatro hojas secas, ya sin rama. Cuando nos despedimos cogí una sin pensarlo mucho y la estrujé en la mano. Y ese simple gesto me trasportó meses atrás de nuevo. Cuando olía a lluvia, pero no a la de verano, a una fría y húmeda, la lluvia de otoño. Me recordó a la comida caliente, a los fines de semana con sol que había que aprovechar porque eran los únicos días que podías pasear con tus amigos. Los demás eran fines de semana pasados por agua. De esos en que los planes que puedes hacer es ir al cine, sentarte con alguien frente a una gran pantalla y darte cuenta de repente de que esa persona acaba de cogerte la mano. Sonreir a oscuras y acariciar con los tuyos sus dedos mientras la película se convierte en lo menos interesante de la situación. De esos fines de semana perfectos para bailar un rato con tu padre en la terraza, oirle reir mientras nos moja la lluvia y luego entrar a casa y tomar un chocolate calentito. De esos en los que lloras en el regazo de una amiga al contarle algo después de mucho tiempo sin hablar. Fines de semana de esos de tomarse una tacita de leche con miel y canela con la ventana abierta y un rico olor a campo mojado. De esos en los que te toca quedarte a estudiar porque tienes ventiocho exámenes la semana siguiente y no te queda más remedio, pero que tras una dura tarde, alguien te ha enviado algún mensaje bonito o tu madre te ha hecho una cena más rica. Días de ir al conservatorio por los extremos de la calle para no mojarte mucho y darte cuenta de que estás yendo justo por donde caen los goterones y te has empapado el lado izquierdo del abrigo. 






Fines de semana de tormenta, de ver anochecer mientras tocas el violín, de olor a ropa mojada por toda la casa. De esos fines de semana de lluvia, de viento, de frío, de hojas secas que estrujar. De esos que anhelamos al sentir la calidez primaveral de estos días.

4 comentarios:

  1. Dudo que hayas podido elegir una mejor música... me ha emocionado.
    Me da una rabia no poder expresar la sensación que me produce leer eso. A mi el invierno me transporta a mi niñez en la que aparezco con mi madre de la mano por una calle en la que llueve, y que hayas nombrado a los padres me ha hecho recordarlo aun mas.
    Aun así, los inviernos ya no son iguales que los de antes. Los míos no tienen la emoción que tenían o que me parece que tenían cuando era un niño, pero esos pequeños detalles que tu cuentas son, como decía la película de la BSO que has elegido, los pequeños placeres que nos hacen felices :')

    ResponderEliminar
  2. Hay que saber buscar esos pequeños placeres que sentías de niño a cualquier edad. Al fin y al cabo ya dicen por ahí: son las pequeñas cosas las que te engrandecen.

    ResponderEliminar
  3. Es precioso Alicia, me metí por curiosidad y he salido impresionada :)

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias. No sabéis lo que motiva :)

    ResponderEliminar